Si algo tengo que agradecer al destartalado notebook con el que suelo trabajar últimamente, dada
la facilidad con el que aguanta el trajín a lo que lo someto, y por qué no
decirlo, gracias a la aversión que tengo a las cuestiones tecnológicas que van
más allá de lo que sirva para comunicar
y conectar con contenidos y personas interesantes, es que los (No Responde) de las aplicaciones que
sobre él hago funcionar me obligan (si, por narices, mientras reinicio, abro,
cierro, ejecuto, actualizo,…) a pintar más,
y yo diría que hasta mejor que nunca. Que no se oiga muy lejos pero… bendito cacharro!
Es la conclusión a la que llego después de estar el último mes con un permanente atasco en este tipo de lides tecnológicas que serían el deleite de cualquier friki de lo techie. Aunque alguno piense lo contrario, no es mi caso. Ni se me ocurre empezar a desfragmentar discos, desinstalar cosas o montarme una fiesta de la que no sabría cómo salir. Prefiero esperar, y hacer lo que he estado haciendo: mientras el perolico se repone de sus constantes sofocones, avanzo en temas del #paintinbelindo, y no lo dejo relegado a las últimas horas del día, o ya intempesitivas de la noche.
Todo un mensaje. |
La cuestión es que está pequeña obligación me está dando mucho más de lo que en un principio
pensé. Sin ir más lejos, e intentando cambiar también un poco en el formato
de alguna ilustración, a lo largo de estas últimas semanas he estado
ilustrando, a través de un paint prácticamente a diario, con el pequeño estuche de los 6 lápices Carioca del chino, y
en las circunstancias y sitios más variados, la archiconocida canción popular irlandesa ‘Whiskey in the Jar’.
Todavía me falta alguna ‘escena’ más, y seguro que haré alguna más, pero os adjunto unas cuantas desparramadas en este post, con esta galería tan chuli que he encontrado, a ver qué os parecen.
Por otra parte, adelantaros que todo esto tiene un final más
que cantado: montar un pequeño vídeo
sobre la canción (probablemente, sobre la que para mi es su mejor versión
de todas las que se han hecho, la de Metallica,
aunque el mérito de llevarla al rock se lo daremos a Phil Lynott), y hacer un pequeño vídeo clip de lo más chorra, que
le he pillado vicio a eso del MovieMaker, así o en versión karaoke. Algún día haremos algo así en la Casa Club de Augusta con una versión a lo 'Hijo del Golfin'.
Os lo enseñaré, de
momento, podéis ver el resto de las ilustraciones
con el hastag #whiskeyinthejar en twitter e instagram, que es dónde las he
ido subiendo estos paints de Molly/Penny, el Captain Farrell,
y la intrépida historia que relata.
NOTA. No es
necesario comentar que el otro ‘efecto colateral’ que tiene todo este universo del (No Responde) es que mi paciencia se ha robustecido como una roca,
tanto en el día a día, como en los greenes, rutinas ajenas y muchas otras
cuestiones del golf dónde esto tiene
un precio incalculable. Así que, en este caso al menos, recordad: no hay mal
que por bien no venga.
NOTA 2. Como el
tema estaba al punto de llevarme al colapso e ineficiencia más absoluta, mi amigo Marcelo, el que me pone los
mejores cortados, y es uno de los frikies a los que antes hacia mención, ya me
ha desfragmentado el disco, y esto va… como la seda. Prometo, no por ello,
olvidar esta lección y aplicarme en lo sucesivo más, aún si cabe, a esto del
Painting.