De un tiempo a esta parte me acompaña un juego de
rotuladores de colores Carioca que voy puliendo con tanta
alegría como la que le doy al chino que me los vende a 1 €. Los rotus, pero los
de alcohol negros para perfilar, son herramienta imprescindible en mi kit de
pintura, pero nunca he sido muy aficionado al rotulador para llenar
grandes masas de colores. Ni paciencia, ni presupuesto tuve
para ello.
Sin embargo, desde que hago negocios con ese
chino y llevo los Cariocas en mi pequeño estuche de paintin de viaje, estoy
empezando a comprender, y ejercitar con gusto, la peculiar técnica de
coloreado con rotulador... si, esa heredera del mejor Roy
Lichtenstein que con el simple rayado y matizado de las rayas dan
forma a los cuadros, viñetas y composiciones más espectaculares.
Siempre he sido admirador de ese estilo de
pintar, y nunca supe ni entendí cómo tenía que hacerlo. Ahora
he llegado a ello por casualidad, y además de relajarme un montón, estoy
empezando a hacer algunas cosas, como las que aquí os muestro.
Y casualidades de la vida: mi queridísimo amigo
Iván, al que yo siempre consideré maestro de este style y no
hago más que darle la pelmada para que me envíe los cuadros que siempre veo
cuando voy a su casa, me ha mandado unas muestras de su arte, junto a un
#paintinbelindo familiar (y desactualizado!) que cuelga... en
algún lugar de Benicassim.
Os los enseño y moltes gracies, my bro
;o)